El apriston quiere pasar piola como sino pasara nada.

Sabíamos que Alfredo Barnechea, el candidato de Acción Popular a la presidencia, había trabajado como asesor del Grupo Prisa, de la Constructora Sacyr y de la empresa portuaria TCB. Lo que ignorábamos fue el papel que desempeñó en 1996, en pleno fujimorismo, en la venta del fundo azucarero San Jacinto. El rol que jugó Barnechea en la venta de acciones quedó recogido en una comisión del Congreso que investigó los fraudes de las privatizaciones de las empresas del Estado en pleno fujimorato. La historia de Alfredo Barnechea y San Jacinto se remonta a 1996. Dos años antes Alberto Fujimori había rubricado la “Ley de Saneamiento Económico - Financiero de las Empresas Azucareras” que permitía a los cooperativistas vender sus acciones para que las azucareras, entonces en manos de los trabajadores, pudieran acceder a capital privado y los fundos se convirtieran en sociedades anónimas. El objetivo era desaparecer el cooperativismo agrario. Cuatro fueron las azucareras que inmediatamente se suscribieron a este nuevo esquema empresarial: Chucarapi (Arequipa), San Jacinto (Chimbote), El Ingenio (Huaura) y Paramonga (Barranca). Y de entre todos los dulces, San Jacinto, con sus 12 mil hectáreas, era el más apetitoso. Con la nueva ley y su respectivo reglamento corriendo, el 25 de noviembre de 1995 los accionistas de San Jacinto se reunieron y nombraron una nueva junta directiva a la que se le encargó como objetivo amoldarse a los nuevos tiempos. Al frente de aquella junta fue elegido Antonio Becerril Rodríguez, hermano del actual congresista Héctor Becerril. Como primera medida, Becerril anunció la contratación de la consultora Futura S.A. para encargarle la evaluación de los estados financieros y buscar inversionistas. Futura S.A. era una compañía que había sido fundada un año antes en Chiclayo y que se presentaba como representante de la firma inglesa ED & Man. Y si bien Futura S.A. tenía como apoderado legal a Federico Cúneo, según medios periodísticos de la época, los rostros visibles eran Alfredo Barnechea, el exministro aprista Hernán Garrido Lecca y el ex asesor de imagen de AeroContinente José Mejía Regalado. “El grupo ED & Man de Inglaterra es el más grande comercializador de azúcar del mundo, con representación en 42 países. En 1995, registró US$ 137 millones en utilidades. Las gestiones de este grupo las estaría realizando en el Perú Futura S.A. de Alfredo Barnechea”, publicó la revista “Caretas” el 28 de marzo de 1996. Cabe precisar que Barnechea había trabajado durante años en aquella publicación por lo que, es de suponer, la información era de primera mano. Poco tiempo después del reportaje, Futura S.A. encontró a los inversionistas que necesitaba San Jacinto para sacarla del problema financiero que atravesaba: Corporación de Inversiones Progreso S.A. Esta firma, propiedad de la familia Picasso Candamo, ofrecía a la azucarera una línea de crédito de 750 mil dólares con una tasa mensual de 1,5%. Becerril y compañía aceptaron la inyección de dinero y además concedieron a Corporación de Inversiones Progreso S.A. la posibilidad de ingresar en el accionariado de la azucarera. Cuando los 750,000 dólares se agotaron, en mayo de 1996, a los trabajadores y comuneros no les quedó otra salida que vender el 67% de la empresa a Corporación de Inversiones Progreso S.A. El costo de la transacción fue S/. 1 por acción, lo que al final sumó 3’056,000 soles, una cifra 10 veces menor de lo que en realidad valían las acciones, según los propios estados financieros de la empresa. Futura S.A. y sus representantes, como decía el acuerdo, se encargaron personalmente de tramitar la compra de las acciones a los trabajadores y para ello instalaron una carpa en la plaza de armas de San Jacinto.

ENTRETELONES DEVELADOS

Los entretelones de la venta de San Jacinto no se conocieron hasta el año 2002, cuando el Congreso nombró al parlamentario Javier Diez Canseco presidente de la comisión que investigó las operaciones financieras y económicas realizadas por Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos entre 1990 y 2000. La documentación recabada durante las investigaciones fue tan copiosa que Diez Canseco decidió abrir una investigación específica para el caso de San Jacinto. El 27 de marzo del 2002 el grupo parlamentario de trabajo recibió el testimonio de tres cooperativistas: Hipólito Luna Melgarejo, Fidel Chinchay Marino y Manuel Méndez Villanueva. Los tres contaron detalles de cómo se produjo la venta y qué papel jugó Alfredo Barnechea y la consultora Futura S.A. La transcripción de aquellos testimonios dice así:

-Javier Diez Canseco: En el caso de la empresa Futura Sociedad Anónima, ¿qué papel jugaba en el caso del contrato de mutuo con garantías hipotecarias firmado entre Corporación Inversiones Progreso y San Jacinto?

-Fidel Chinchay: La compañía Futura se constituyó en Registros Públicos de Chiclayo, era una intermediaria. Porque el 3 de marzo del 96 se acuerda traer a un inversionista. Se acuerda en junta general buscar a un inversionista (…) y los funcionarios contactan a Futura para que se encargue de llamar a los inversionistas o de buscar a los inversionistas. Futura estaba integrada por Federico Cúneo, José Mejía Regalado y Garrido Lecca.

-Diez Canseco: ¿Cuál de los Garrido Lecca?

- Chinchay: Hernán Garrido Lecca y Alfredo Barnechea.

-Diez Canseco: ¿Y cómo sabe usted que esos eran los socios de Futura?

-Chinchay: Por los contratos y porque ellos mismos compraban las acciones. Ellos compraban, se sentaban ahí donde estaban vendiendo las acciones y estaban firmando también, ellas están firmadas.

-Diez Canseco: Vamos a ponernos de acuerdo, ¿compraba Corporación de Inversiones Progreso o compraba Futura? Porque no pueden comprar dos a la vez.

-Chinchay: No. Es que, por decir, cuando compraban las acciones, ahí se encontraba el notario, sus funcionarios, su gente de confianza y ahí estaba Garrido Lecca, Alfredo Barnechea, ahí estaban ellos. El testigo Hipólito Luna también mencionó a Barnechea como actor principal en el remate de las acciones de San Jacinto, catalogado como “irregular” por la comisión Diez Canseco.  

-Hipólito Luna: El señor José Mejía Regalado ha tenido mucho que ver en cuanto a la transferencia de las acciones a nombre de la empresa Corporación Progreso, porque él con otros señores, como en este caso Barnechea, Garrido Lecca, han sido personajes que di- rectamente, como comisionistas, han intervenido en la compra de las acciones, de eso hay pruebas. Y esto puede sustentarlo cualquier accionista que haya vendido sus acciones.

Manuel Méndez Villanueva, el tercer testigo, ratificó todo lo dicho por sus antecesores, incluyendo los nombres de los protagonistas. En base a estos testimonios, la Comisión Diez Canseco citó a Garrido Lecca, Mejía Regalado y Alfredo Barnechea al Parlamento. Sólo los dos primeros asistieron. Sin embargo, el testimonio de Garrido Lecca no obra en los archivos. Mejía Regalado confirmó que trabajó para Futura S.A. y que se encargó de hacer el estudio de los estados financieros de la azucarera. En su manifestación y ante la rigurosidad de Diez Canseco, Mejía Regalado también confirmó que las acciones valían 10 soles, pero que se terminaron comprando a un sol a los trabajadores, jubilados y comuneros de San Jacinto. El 29 de mayo del 2002 es la fecha en que Diez Canseco presentó su informe final de la venta de San Jacinto, donde dice que el Estado, a través de la Comisión Nacional Supervisora de Empresas y Valores (Conasev), avaló la irregular transacción.