El fujimorismo no pasó. Por segunda vez consecutiva se le quemó el pan en la puerta del horno a Keiko Fujimori, quien perdió una presidencia que tenía servida en la mesa hasta una semana antes del día de la votación. Ese domingo también, a la hija de api Alberto se le chamuscó literalmente el pan con huevo que preparaba ante cámaras en el desayuno familiar de la candidata, y no tuvo mejor idea que endilgárselo a su esposo, quien no dudó en devorarlo estoicamente, en vivo y en directo, ante la divertida audiencia de la televisión nacional. Pobre gringo. Me pregunto si también le dio pan con huevo quemado a Kenji y si esta no fue la razón final por la cual el autoproclamado aspirante a la presidencia de la república en el 2021 no se presentó más tarde a votar por su hermana. Después de todo, hace un mes que andaba castigado y enmudecido por un ucase de Keiko, que de algún modo tenía que poner atajo a los exabruptos del benjamín de sus hermanos, que colocaba su candidatura en peligro. Bueno, la abstención de Kenji de votar no pudo ser más elocuente y resonante, y anuncia renovada tormenta en el interior de ese clan llamado fujimorismo. Por lo demás, es bueno recordar que esta ceremonia cursi del desayuno de los candidatos la introdujo en nuestro país el padre de Keiko, don Alberto, en los años 90, para poder seguir haciendo propaganda el mismo día de las elecciones, eludiendo la ley electoral. Bien vivo era, pues. Pero ocurre que el desayuno de marras se ha vuelto una tradición contemporánea y, al parecer, ineludible, pues los candidatos de todas las tendencias lo repiten sin ton ni son, y así los vemos en la mañana del día de la votación escenificar para el pueblo la escena huachafísima de la familia feliz. Escena que con frecuencia no puede ser más falsa e impostada. Sabemos, por ejemplo, que si bien don Alberto actuaba la escenita como todo un consumado actor, como un pater familias que cocina y cuida el alimento de los suyos, no dudaba en meter presa a su esposa, someterla a maltrato y tortura y a una serie de vejámenes que la propia señora denunció reiteradamente en pleno gobierno de don Alberto, sin que doña Keiko se inmutara ni dudara un ápice en asumir el cargo de primera dama reemplazando sin remordimiento a su madre víctima de agresión.

Luz Salgado: defensora crónica de lo indefendible, exige ahora reparaciones verbales.

os fujimoristas del cogollo son gente dura y curtida. En su búsqueda y mantención del poder, no han dudado en llevarse de encuentro valores familiares, sociales, morales y nacionales. Alberto Fujimori agredió a su esposa. Metió las tropas para cerrar el congreso por la fuerza. Alentó al destacamento Colina, responsable de innumerables asesinatos. Conformó un gobierno clandestino pero real en yunta con Montesinos. Saqueó los recursos del estado y los robó directamente. Envileció a los mandos de las fuerzas armadas, convirtiéndolos en cómplices de sus robos. Así mismo, difamó sistemáticamente a sus adversarios a través de la prensa chicha que él creó y fomentó con dinero del Estado. Degradó y convirtió en nada la libertad de expresión al sobornar con montañas de dinero a los dueños de las principales cadenas de televisión. No tuvo el menor reparo en comprar armamento obsoleto, en situación de chatarra, para las fuerzas armadas en momentos en que afrontábamos una amenaza exterior. Y le abrió la puerta al narcotráfico al más alto nivel del Estado: todos recordamos al narco Vaticano detallar cómo y con cuánto coimeaba a Montesinos. Son gente dura, pues. Por eso no pueden engañarnos cuando ahora, después de su derrota, quieren jugar el rol de frágiles personas ofendidas por los “ataques injustos” que habrían sufrido en esta campaña. Incluso se atreven a exigir que se les ofrezcan disculpas y los periodistas comprometidos con ellos se hacen eco del reclamo fingiendo una imparcialidad que nunca han tenido. Es la carta que creen que hoy pueden jugar, la de intentar deslegitimar la victoria de su rival victimizándose, pretendiendo aparecer como los perjudicados por un “juego sucio”. Reclaman disculpas ellos, precisamente ellos, que nunca se han disculpado por todo lo que le hicieron al país en la vergonzosa década en que gobernaron, por los crímenes del destacamento Colina, por los millones y millones que robaron al Estado, por las cuentas secretas en el extranjero con que su gente cayó y fue sentenciada, por envilecer y prostituir las instituciones democráticas. A lo más que ha llegado Keiko es a reconocer que “se cometieron algunos errores”. Ellos, los que humillaron y envilecieron al Perú como nunca, tienen ahora el cuajo de exigirnos a los peruanos que nos disculpemos. Ellos, que son los primeros en lanzarte con extrema facilidad el insulto de “terrorista” cuando te les opones. Ellos que, actualmente, siguen mostrando los mismos hábitos y reflejos fujimontesinistas de siempre. Que tuvieron durante cuatro años, hasta las vísperas de la votación en segunda vuelta, como secretario general, mano derecha de Keiko y hombre más poderoso del aparato partidario a Joaquín Ramírez, investigado desde hace más de dos años por las autoridades peruanas y norteamericanas por lavado de dinero sucio presumiblemente proveniente del narcotráfico. Ellos, cuyo candidato a vicepresidente, José Chlimper, se involucró con todo en una maniobra al más depurado estilo de Vladimiro Montesinos para exculpar al investigado Joaquín Ramírez, apenas se hizo del cargo de secretario general en reemplazo de este. Ellos, que tienen más de 10 congresistas investigados por vínculos con el lavado de dinero sucio y el narcotráfico, contra quienes las investigaciones no pueden avanzar porque se las ingenian para bloquearlas con eso de la inmunidad parlamentaria. ¿Disculpas? Por favor. Al contrario, ellos tienen mucho que explicarles al país y a la justicia por los hechos de ayer y los de hoy mismo.

Fuente: Hidelbrandt en sus trece 

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Comentario propio: Ahora ya sabemos como es que Keiko ha tenido tanta apoyo de los medios ultraderecha, fujitrolls y sus paginas lleno difamaciones, calumnias, injurias que fomentan el odio irracional, paginas de disque periodismo como el montonero, altavoz, entre otras. Por eso como digo la imagen dice mas que mil palabras.